La neurosis de cada día




Qué pensaríamos si alguien nos dice: "todos somos neuróticos"...no suena muy amable ni mucho menos alentador, pero la verdad es que gran parte sufre de angustias, ansiedades, fobias e irrefrenables rituales obsesivos. La psicología ha hecho bastante por nosotros, los neuróticos, los que hemos tenido que duelar padres imperfectos, prescindir de totalidades absolutas, pérdidas irreparables y llevar adelante una vida, con el trabajo que eso implica, enfrentar miedos, superar crisis, generar caminos; no obstante, muchas veces la terapia verbal no alcanza a suturar ciertas heridas.

Lo que todos conocen por psicoanálisis, es una terapia que se basa en la cura a través de la catarsis que produce hablar. Todos hemos sentido el alivio después de juntarnos con un amigo ó allegado para contarles lo que nos pasó. El psicólogo "escucha" mientras desteje el armado de la historia personal y los intrincados pasajes del escurridizo inconsciente; el famoso inconsciente, que pone en el tapete aquello oculto del hombre, que sin embargo insiste en manifestarse para comunicar "algo". Un síntoma neurótico (angustia, ansiedad, obsesión) viene a traernos algo oculto que quiere ser develado. La sorpresa es cuando el analista le dice a uno: este trabajo no es para curar su neurosis, sino para que aprenda a convivir con ella. El arte de vivir es la aceptación, cuando uno deja de luchar, de resistirse a algo, y se entrega, mágicamente el problema deja de hacer mal, no importa si desparece o no, pero ya no instiga.

Así como las enfermedades somáticas vienen a mostrarnos algo que tenemos que elaborar para crecer, los síntomas del estado de ánimo, las emociones, también nos hacen de guías; es tanto mejor pensar los obstáculos como oportunidades para superarse, que padecerlos infinitamente hasta el hartazgo. Es sólo una sugerencia...

El ahora




Existen dos fuentes básicas de sufrimiento o dolor en el ser humano: una es el pasado, todo el bagaje de recuerdos, vivencias, circunstancias traumáticas o dolorosas que se repiten en la mente, a veces hasta imponiéndose a la persona. Se sufre por acontecimientos pasados que dejaron su marca, se sufre por añoranzas de personas, momentos, etapas, se sufre por haber perdido oportunidades, logros..y más. La otra fuente de sufrimiento es el futuro, el porvenir, qué nos deparará la vida y sus consecuencias, la incertidumbre por conseguir algo, alguien, tantas cosas puestas en la caldera del deseo, a veces nos queman esos deseos, cuando están en estado de febrilidad.

"Todos los deseos son expresiones de la mente que busca la salvación o la realización en las cosas externas y en el futuro como sustituto de la alegría de Ser."*
Aunque ésta afirmación es fuerte no se debe confundir con el hecho de eliminar la fuente de deseos; el deseo es el motor de la vida y tiene su razón de ser, el arte es quitarle a esos deseos la febrilidad, la ansiedad, la sobrevaloración. Tener deseos y hacer activamente por ellos, pero bajo el lema de la no espectativa, el no esperar sobre el resultado de las acciones para tal deseo aporta una clave para andar el camino sin aferrarse a los resultados, sin tener que detener la marcha por eso; la pasividad no es inactividad según el Wu Wei oriental, sino que tiene que ver con dejarse llevar, dejar fluir las cosas y acompañar sus acontecimientos con paciencia y tranquilidad.

La única forma de liberarse del sufrimiento del pasado y del futuro es vivir presentes, ese es el poder del ahora, es el único momento en donde podemos ser felices realmente.

"La compulsión de vivir casi exclusivamente a través de la memoria y de la anticipación; esto crea una preocupación interminable con el pasado y el futuro, y una negativa a reconocer y honrar el momento presente y a permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado le da a ud. una identidad y el futuro contiene la promesa de la salvación o la realización en cualquier forma. Ambas son ilusiones."*



* citas del libro El Poder del Ahora de Eckhart Tolle


Cielo y Tierra, dos fuentes de energía





El cielo y la tierra vienen a representar las dos fuentes de energía básicas; la tierra nos proporciona alimentos, de donde tomamos los nutrientes necesarios para el organismo, y el cielo nos proporciona el aire, elemento fundamental e indispensable, más aún que cualquier alimento, el oxígeno. Podemos predisponernos a un ayuno de comida, muy a nuestro pesar, aunque es posible mantenerlo hasta 40 días acompañandolo de agua y líquidos, pero es realmente impensable suprimir la respiración y privarnos del aire. Ahí radica su necesariedad imprescindible.

Respirar es un acto totalmente automatizado y reflejo, al nacer tomamos la primera inspiración y al morir la última exhalación, y durante toda la vida, el ritmo de la respiración nos acompaña como quiera que estemos. Ahora bien, los ritmos de la respiración pueden variar, y eso depende de cómo nos sintamos; si estamos agitados, ansiosos o iracundos, será un ritmo rápido, si el estado es de tranquilidad y serenidad, se hará más lento y profundo. A cada emoción le corresponde un ritmo de respiración.

Muchas veces tomamos una bocanada de aire (bostezo) para reponer energía cuando estamos cansados; suspiramos en momentos de malestar o fastidio para hacer una descarga, como también exhalamos fuertemente en un llanto explosivo cuando estamos desbordados, y eso nos trae alivio, tanto como tomar una inspiración profunda y contar hasta diez o imaginarnos en una playa, frente a alguna situación de tensión. Intuitivamente, vamos a una plaza o un lugar verde, y nos oxigenamos haciendo alguna actividad física, logramos eliminar toxinas, y aunque cansados siempre nos sentimos mejor después de hacer gimnasia, bailar, correr, etc. La respiración nos resulta fundamental y poco sabemos de cómo usarla y aprovecharla.

La respiración consciente, nos puede ayudar a entrar en estados de relajación y de meditación, y con ciertos ejercicios, hasta podemos limpiezas profundas de desintoxicación y eliminar el estrés y la angustia, cargándonos de entusiasmo y energía. Descubrir esta herramienta es maravilloso y está al alcance de cualquiera.

También la ingesta de alimentos trae aparejado cierto desconocimiento, somos lo que comemos, en la medida en que consumamos ciertos alimentos, estamos más o menos expuestos a contraer enfermedades. Existen lo que se llaman alimentos alcalinos (verduras, legumbres, semillas, frutas cítricas) y ácidos (café, tabaco, azúcar, chocolate, alcohol, frutas dulces, harinas, carnes). Cuando un órgano o tejido alcanza un nivel determinado de ácido, los microbios circulantes entienden que eso está en descomposición y comienzan a degradarlo, así se desarrollan las enfermedades. En la medida que ingerimos más ácidos tenemos más propensión a generar enfermedades. No es una apología al vegetarianismo, pero es verdad que si supieramos ésto, seguramente prestaríamos más atención a lo que comemos...y vida sana para todos...