El ojo de la mente






Estamos acostumbrados a regirnos por nuestros sentidos, directos, factibles, condicionados..no está tan mal, pero limitan nuestra percepción y con ello el entendimiento de la realidad y el mundo. Los cinco sentidos (vista, olfato, tacto, gusto y oído) nos muestran algo de todo esto, pero cercenan en alguna medida la capacidad de captar más allá de lo que ellos nos devuelven. "Ver para creer" según los escépticos; sabía ud. que cuando uno imagina paladear algún sabor o trozo de comida, la boca genera saliva y en todo el organismo se llevan a cabo miles de operaciones simultáneas en pos de la ingesta? y cómo será eso posible sin estar comiendo realmente...la mente y sus atajos..

Sin embargo, necesitamos la aprobación de los sentidos para creer, sobre todo la vista. En esta era de lo escópico donde domina la imágen, somos hipnotizados diariamente con material estimulante a los ojos: revistas, afiches, carteles, un festival de colores y mensajes cuidadosamente elaborados, y como si esto fuera poco, somos seducidos en un salvajismo subliminal a adaptarse a modelos estéticos. Consumamos imágenes, pero no olvidemos que hay más, propónganse ver más que eso a simple vista.

El ojo de la mente es el sentido dormido que poseemos para registrar, percibir, enterarnos de eso que existe sin ser visible en la obviedad de la mirada, afilemos la sensación más allá de los límites de los sentidos acostumbrados. Hay otras realidades de una riqueza infinita que se develan detrás de lo cotidiano.